
La crisis de identidad es un fenómeno psicológico que ocurre cuando una persona experimenta dudas profundas sobre quién es, cuáles son sus valores, qué metas desea alcanzar y cómo se define a sí misma frente al mundo. Este proceso puede manifestarse en diferentes etapas de la vida, y aunque suele asociarse con la adolescencia, también es frecuente en la adultez, especialmente durante momentos de transición o cambios vitales significativos.
Concepto de identidad
La identidad se entiende como el conjunto de características, valores, creencias, roles y metas que permiten a una persona reconocerse a sí misma como un ser único y, al mismo tiempo, como parte de un entorno social y cultural. Erikson la define como el resultado de un proceso psicosocial que se construye a lo largo de la vida, especialmente en la adolescencia, cuando el individuo se enfrenta al desafío de integrar sus experiencias pasadas, expectativas futuras y demandas sociales en una visión coherente de sí mismo.
Desde el desarrollo humano, la identidad incluye varias dimensiones:
- Personal: la percepción que uno tiene de sí mismo, sus talentos, habilidades, limitaciones y proyectos de vida.
- Social: el sentido de pertenencia a grupos (familia, comunidad, cultura, nación) y los roles que se asumen dentro de ellos.
- Cultural: las creencias, valores y tradiciones compartidas que influyen en la forma en que una persona se entiende a sí misma.
- De género y sexual: cómo se experimenta y expresa el género y la orientación sexual.
Por otro lado, desde una perspectiva psicodinámica, la identidad es dinámica, conflictiva y en gran medida inconsciente, como resultado de la historia de desarrollo y de las defensas psicológicas frente a los conflictos internos. Esto constituye el Self y empieza en el proceso de separación-individuación desde la infancia temprana.
¿Qué es una crisis de identidad?
Una crisis de identidad se caracteriza por la confusión respecto a la autodefinición y la percepción de inconsistencias entre los ideales internos y la realidad externa. Implica un cuestionamiento de las propias creencias, valores, roles sociales y planes de vida, lo que implica conflicto interno que requiere integración.
Según la teoría psicosocial de Erikson (1968), la construcción de la identidad es una de las tareas más importantes del desarrollo humano. Cuando una persona no logra integrar satisfactoriamente sus experiencias, puede aparecer esta crisis, que se acompaña de síntomas como:
- Sentimiento de vacío o falta de propósito.
- Inseguridad sobre las decisiones personales o profesionales.
- Dudas sobre la propia personalidad o rol social.
- Ansiedad, tristeza o frustración.
Aunque puede resultar angustiante, la crisis de identidad no es necesariamente negativa; también puede convertirse en un catalizador para el crecimiento personal.
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Causas de las crisis de identidad

Una crisis de identidad en la adolescencia, suele estar vinculada a la búsqueda de autonomía y exploración de roles. Transiciones como la elección de carrera, cambios de pareja, maternidad/paternidad o la sensación de “haber llegado a un punto de no retorno” pueden desencadenar dudas sobre la propia identidad (Erikson, 1968; Lachman, 2015).
Otras causas incluyen:
- Pérdidas significativas
- Cambios laborales o económicos
- Situaciones de enfermedad o discapacidad que modifican la percepción del yo.
- Expectativas familiares o culturales (presiones sobre lo que “debería ser”)
- Relaciones significativas: vínculos problemáticos o falta de apoyo emocional dificultan la construcción de un sentido coherente de sí mismo.
- Experiencias de discriminación o marginación
- Experiencias traumáticas o conflictivas (abuso, negligencia, invalidación)
- Crisis de identidad de género o sexual
Crisis de identidad, trauma y disociación
Experiencias tempranas de apego inseguro, traumas no procesados o dificultades en la integración de diferentes aspectos del yo. Una crisis de identidad implica confusión sobre quién se es, dudas sobre valores, roles y metas, y sensación de vacío o incoherencia interna. Esta fragmentación puede afectar la manera en que una persona percibe sus pensamientos, emociones y comportamientos, generando un conflicto entre diferentes aspectos del yo (Erikson, 1968.).
La disociación es un mecanismo psicológico mediante el cual una persona desconecta partes de su experiencia consciente, como emociones, recuerdos o percepciones, generalmente como respuesta a estrés extremo o trauma.
Por ello, tanto la crisis de identidad como la disociación pueden generar dificultades para mantener un sentido coherente del sí mismo. La disociación puede surgir en personas que atraviesan crisis de identidad profundas, especialmente cuando los conflictos internos son muy dolorosos o amenazantes. La incapacidad de integrar emociones y experiencias puede potenciar la confusión de identidad y la sensación de fragmentación interna, que llevan a una vulnerabilidad emocional.
Crisis de identidad en adultos
Si bien suele relacionarse con la adolescencia, la crisis de identidad en adultos parte de transiciones vitales, como cambios de carrera, rupturas de pareja, maternidad/paternidad, pérdida de seres queridos o el envejecimiento, pueden reactivar preguntas existenciales.
La llamada crisis de la mediana edad es un ejemplo típico: muchas personas entre los 35 y 50 años experimentan dudas sobre sus logros, cuestionan sus elecciones y sienten la necesidad de redefinir su propósito (Lachman, 2015).
Estas crisis son procesos de reajuste, es decir, un momento para reevaluar metas y replantear la narrativa personal.
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Crisis de identidad de género
Un área particular de gran relevancia es la crisis de identidad de género. Este tipo de crisis ocurre cuando la persona experimenta incongruencias entre el género asignado al nacer y su identidad sentida o experimentada.
La investigación en psicología y psiquiatría reconoce que esta vivencia puede generar malestar significativo, conocido como disforia de género, aunque no todas las personas trans o no binarias lo experimentan de la misma manera (American Psychiatric Association, 2022).
Afrontar una crisis de identidad de género implica lidiar con presiones sociales, culturales y familiares. Sin embargo, diversos estudios muestran que el apoyo social, la validación y la atención psicológica afirmativa son factores protectores esenciales para la salud mental y el bienestar.
Cómo superar una crisis de identidad

Superar una crisis de identidad no significa eliminar todas las dudas de manera inmediata, sino aprender a integrar las experiencias, aceptar la incertidumbre y construir una narrativa coherente del yo. Algunas estrategias psicológicas útiles son:
- Autoconocimiento: Llevar un diario, reflexionar sobre valores y prioridades, o practicar mindfulness ayuda a clarificar pensamientos y emociones.
- Apoyo social: Compartir preocupaciones con amigos, familiares o grupos de apoyo proporciona contención y perspectiva externa.
- Psicoterapia: Enfoques como la terapia cognitivo-conductual, la terapia existencial o la terapia narrativa son eficaces para acompañar estos procesos.
- Aceptar la transición: Reconocer que la identidad es flexible y evoluciona a lo largo de la vida facilita la adaptación.
- Establecer metas realistas: Resulta útil centrarse en pequeñas acciones alineadas con los propios valores.
El proceso requiere tiempo, paciencia y, en muchos casos, acompañamiento profesional. Lejos de ser una debilidad, vivir una crisis de identidad puede convertirse en una oportunidad de crecimiento.
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Conclusiones
La crisis de identidad es un fenómeno natural que atraviesan muchas personas en distintas etapas vitales. Aunque genera malestar y confusión, también puede ser un proceso transformador.
Desde la adolescencia hasta la adultez, pasando por experiencias de género, estas crisis reflejan la búsqueda de coherencia entre el mundo interno y externo. Con apoyo adecuado y estrategias psicológicas, es posible no solo superar la crisis, sino emerger con una identidad más sólida, auténtica y resiliente.
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Referencias
American Psychiatric Association (2022). DSM-5-TR: Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales. APA Publishing.
Erikson, E. H. (1968). Identity: Youth and crisis. Norton.