
La violencia económica, también conocida como maltrato económico, es una forma de abuso que se manifiesta cuando una persona limita o controla de manera injusta los recursos financieros de otra, afectando su autonomía, libertad y calidad de vida.
Aunque muchas veces pasa desapercibida, esta forma de maltrato es común, especialmente en relaciones de pareja y contextos de violencia de género.
¿Qué es la violencia económica?
El alto comisionado de la ONU, sostiene que la violencia económica es una forma de violencia de género contra la mujer, que encapsula a las personas en un ciclo de denigración y desigualdad, referente a cualquier acto que causa daño económico a una persona con el objetivo de dominarla o someterla.
Este tipo de violencia puede presentarse de múltiples formas: impedir el acceso al dinero, prohibir trabajar o estudiar, controlar los gastos, ocultar información financiera, o endeudar a la víctima sin su consentimiento. El objetivo no es solo limitar los recursos económicos, sino también socavar la autoestima y aumentar la dependencia de la víctima.
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Manifestaciones del maltrato económico

Entre los ejemplos más frecuentes de maltrato económico se encuentran:
- No permitir a la pareja trabajar o estudiar para evitar su independencia.
- Obligarla a pedir dinero para cubrir necesidades básicas.
- Retenerle el dinero o darle solo una «asignación».
- Controlar de forma abusiva el presupuesto familiar.
- Firmar préstamos o deudas en su nombre sin consentimiento.
- Retener bienes comunes o personales tras una separación.
- Dejar de pagar la pensión de alimentos tras una separación.
La violencia económica también puede extenderse a los procesos legales, cuando se usan los recursos financieros para prolongar juicios o evitar pagos de pensiones, lo que prolonga el sufrimiento y la dependencia de la víctima.
Impacto psicológico y social
Las consecuencias del maltrato económico son profundas. Las víctimas pueden experimentar síntomas de ansiedad, depresión, baja autoestima.
Asimismo, pueden desarrollar sentimientos de impotencia, dependencia forzada, humillación, pérdida del control y de autonomía. Esta violencia limita su capacidad para tomar decisiones, construir un proyecto de vida propio y proteger a sus hijos e hijas del ciclo de violencia.
Estudios destacan que la violencia económica tiene un efecto acumulativo sobre la salud mental y el bienestar, y es una barrera importante para salir de relaciones abusivas. Por esto, al sostenerse en el tiempo y por su vínculo con el control y emociones intensas como el miedo, vergüenza, rabia, desesperanza y la dependencia extrema, pueden desencadenar síntomas graves de trauma.
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Violencia económica en el mundo
La violencia económica se extiende a nivel mundial, pero su prevalencia varía según el país, influida por factores como desigualdad de género, dependencia económica, normas culturales y protección legal.
Según ONU Mujeres y el Informe Global sobre Violencia contra la Mujer (2021), hasta un 1 de cada 4 mujeres ha experimentado alguna forma de violencia económica en su vida, especialmente dentro de relaciones de pareja.
Estudios en países como México, Colombia, India y Sudáfrica, dentro de América Latina y Asia Meridional, indican que entre el 20 % y más del 35 % de las mujeres había sufrido violencia económica.
Prevención e intervención

La prevención de la violencia económica requiere una estrategia integral que abarque desde la educación individual hasta las políticas públicas, fomentando el respeto y la equidad.
Esto implica fomentar la educación financiera, el fortalecimiento de vínculos comunitarios, asesoramiento legal y la intervención psicológica y social temprana.
Desde un ámbito psicológico se debe:
- Psicoeducación: Identificar el control económico como violencia, para reconocer la manipulación financiera.
- Reconocimiento de maltrato: Privación de recursos, el uso de dinero como premio o castigo, ocultamiento de información económica, etc.
- Fortalecimiento de la autoestima y la identidad personal: El trabajo del autoconcepto, la validación interna y la independencia emocional permiten la resiliencia frente a relaciones abusivas.
- Prevención de la dependencia: Trabajo de apego, creencias limitantes y distorsiones cognitivas.
- Empoderamiento y autonomía emocional: Promover el sentido de autoeficacia, resolución de conflictos, manejo del estrés, asertividad, autonomía y la toma de decisiones.
- Red de apoyo: Pese a ser común el aislamiento, se trata de reconstruir las redes de confianza para la contención emocional. O bien, apoyarse con grupos terapéuticos.
Conclusiones
La violencia económica es una forma de maltrato real que afecta la vida de las víctimas, generando malestar significativo con estrés, ansiedad, depresión, baja autoestima y pérdida de control, entre otros.
Reconocer esta forma de maltrato es esencial para enfrentarlo, darle un alto y salir hacia delante de manera resiliente y justa. El empoderamiento personal y económico es una vía efectiva para romper el ciclo de la violencia y construir relaciones basadas en el respeto y la libertad, desde una construcción propia de compromiso y autocuidado.
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Referencias
CEPAL & ONU Mujeres. Violencia económica hacia las mujeres: una realidad invisible (2020).
Stylianou, A. M. (2018). El abuso económico en la violencia de pareja: una revisión de la literatura. Violence and Victims, 33(1), 3–22.