Cómo identificar el síndrome de Estocolmo en una relación de pareja

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síndrome de Estocolmo
Síndrome De Estocolmo

El síndrome de Estocolmo no es algo que sea desconocido para el mundo, y si no lo conoces por su nombre, seguro que lo harás una vez pasemos a explicarte de qué se trata. Para bien o para mal, ha sido un fenómeno psicológico estudiado por muchos, y explorado por tantos otros, y pese a que como concepto haya hecho nacer a varios medios como películas muy conocidas, es realmente un trastorno real y problemático que ocurre en las relaciones interpersonales con más frecuencia de la que puede parecer o creerse.

¿Qué es el síndrome de Estocolmo?

En 1973, un grupo armado secuestró un banco en Estocolmo, Suecia, y durante esta situación evidentemente traumática y problemática, los rehenes comenzaron a demostrar simpatía, empatía y hasta comprensión por sus captures, llegando a defender sus acciones y a entender el porqué de ello, hasta mantener el contacto tiempo después, es por ello que Nils Bejerot utilizó este término por primera vez para describir una vinculación afectiva entre víctima y su victimario.

Sí, totalmente paradójico y consternante para muchos ¿cómo podía ser posible que, en mitad de un asalto, un robo a mano armada, el grupo afectado mostrase tal simpatía que llegasen al punto de mantener contacto hasta luego del evento? Era algo inexplicable. Pero, realmente no tanto:

El síndrome de Estocolmo es un método de defensa del cerebro, una respuesta ante la tensión y el estrés y un método de salvación dónde se adapta a la situación traumática para sobrevivir. Es una respuesta emocional que puede llegar a ocurrir en estas situaciones de abuso extremo o control, dónde parece desarrollarse una relación de simpatía y dependencia entre víctima y agresor. Se puede llegar a confundir con amistad, protección y hasta sentimiento de amor.

Y sí, probablemente ahora pueda sonarnos más de películas, libros y telenovelas que han utilizado éste mismo concepto para presentarnos una trepidante historia de amor, pero el síndrome de Estocolmo no sucede solo en situaciones extremas como robos, asaltos o secuestros: también puede ocurrir dentro de una relación aparentemente “normal”

síndrome de Estocolmo

El síndrome de Estocolmo y las relaciones amorosas

No es tan complicado como parece: es el sentimiento paradójico que nace entre una víctima y su agresor. Y en un contexto amoroso y de vínculos afectivos, el abuso doméstico, violencia física, abusos sexuales o cualquier tipo de abuso emocional o físico puede desarrollar el síndrome de Estocolmo como una respuesta adaptativa para sobrevivir dentro de la situación.

síndrome de Estocolmo

El ser humano es sabio, aunque a veces no le hagamos casos a nuestros instintos más primitivos: el cuerpo y en este caso el propio cerebro, consiguen mantenerse a flote en lo que puede parecer “sanidad” al adoptar una postura de empatía y entendimiento con aquellos que nos hacen daño, permitiendo la conducta al justificar, interpretar actos de violencia y de control como muestras de cariño, o sentirse agradecidos y amados. No es más que un intento de supervivencia, adoptado para sobrellevar los traumas vividos o incluso para evitar empeorar las consecuencias que ya se viven día a día.

El síndrome de Estocolmo y la teoría del apego van muy de la mano, todo esto por el deseo humano de formar vínculos. Al fin y al cabo, somos seres sociales y sobrevivir alejados de las relaciones interpersonales no es una opción para nosotros, aunque existan personas que adoren la soledad, la presencia de un vínculo siempre será, hasta cierto punto, una necesidad. Es esto una de las causas que puede llevar a muchas personas dentro de una relación aceptar malos tratos, a desarrollar la dependencia emocional. Más allá de el síndrome de Estocolmo, la dependencia emocional en las relaciones también es un problema frecuente y en este articulo sobre ello te enseña varias formas de empezar a superarlo.

¿Cómo se si estoy sufriendo síndrome de Estocolmo en mi relación de pareja?: Síntomas del síndrome de Estocolmo

Recuerda: cada relación tiene un contexto distinto, y cada experiencia primero debe analizarse según sus circunstancias antes que caer en la presunción. Sin embargo, aquí tienes fáciles señales que pueden ayudarnos a identificar qué es el síndrome de Estocolmo y que lo estás sufriendo en tu relación.

  • Justificación: la víctima justifica los comportamientos abusivos, tales como las agresiones, los insultos, las humillaciones, etc. Las minimiza, mirándolas como algo sin demasiado peso o asegurando que “esa es su forma de amar”, “así es cómo ellos viven su relación”, o “fue accidental”
  • Idealización: Se ve al agresor, a la pareja, como la figura más importante, con una imagen de perfección que resulta problemática ya que es engañosa y manipuladora.
  • Aislamiento social: una consecuencia directa de la manipulación, el alejamiento social ocurre al creerse que su pareja es aquella que le entiende, más que el resto.
  • Sentimientos paradójicos: ¿Siento odio? ¿o siento amor? Le quiero y estoy agradecida por todo lo que ha hecho por mí, pero también le detesto por lo mismo. A pesar del daño causado, éstos sentimientos son fuertes en la persona con síndrome de Estocolmo, resulta contradictorio debido al apego afectivo generado, pero todo son respuestas para reducir el estrés propio que genera la relación.
  • Dependencia emocional: la incapacidad para poder alejarse de la situación, aunque reconozca el peligro y el maltrato ejercido, la víctima niega la gravedad de la situación, negándose a aceptar la realidad ante la espera de un cambio, esperanzada por el refuerzo intermitente que probablemente esté recibiendo.

¿Cómo lidio con el problema que es el síndrome de Estocolmo?

Su tratamiento se enfoca en el apoyo multidisciplinario, en conjunto con el círculo cercano y la terapia psicológica, ya que no podemos ayudar a alguien que no desea ser ayudado el primer paso es ayudarle a identificar el problema. Recuerda que nadie puede ser obligado, y ésto involucra a la terapia también, así que es importante saber que el proceso terapéutico toma tiempo y esfuerzo.

  • Terapia psicológica: como primera opción, ya que es necesario el cambio en patrones de pensamiento, de comportamiento, la valoración personal, la autoestima, dejar de justificar y minimizar las dificultades y entregar herramientas para el afrontamiento de un duelo o ruptura y los sentimientos confusos que genera el problema que es el síndrome de estocolmo para las personas, además de mucho trabajo desde el ámbito personal.
  • Terapia familiar o de pareja: existen casos en dónde se puede trabajar con la pareja si ambos están dispuestos al cambio, por ello es importante comprender la dinámica de abuso para poder trabajar para la mejoría, al igual que con la familia. Sin embargo, es importante destacar que no todos los casos pueden solucionarse con terapia de pareja, la seguridad e integridad de la víctima es por sobre todo, la más importante. Conoce todos los beneficios de la terapia de pareja en este articulo.
  • Por ello, intervención legal y de seguridad, en caso de ser necesario: No estás exagerando, ni estás loco, empecemos por ahí, no podemos minimizar o dejar pasar actos violentos y de abuso por querer mantener una paz que a ti no te la brinda, recuerda que no te puedes exponer a la incomodidad solo por traerle paz a alguien más. Así que de ser necesario, la intervención legal para mantener a  la víctima segura es una opción viable.
  • Grupos de ayuda: Saber que no estamos solos en un problema es un gran agregado cuando se necesita mejoria, conocer distintos frentes, experiencias y opiniones de personas con situaciones similares promueve la validación emocional. Permite ver las cosas desde otro punto de vista, ayudándote a comprender la gravedad del asunto, además de ofrecerte otras soluciones que, quizás, no se habrían pensado antes.

síndrome de Estocolmo

Aunque siempre hemos asociado el secuestro a lo que es el síndrome de Estocolmo, ahora conocemos que va mucho más allá de ello, y que podemos estar siendo víctimas de ello en nuestra relación más cercana si compartimos algunos de éstos indicadores o síntomas, o mejor dicho: señales de alerta. Es de vital importancia reconocer las señales, para prevenir y poder tener la posibilidad de salir de ahí y recuperar tu bienestar.

Si estás en una relación abusiva y no sabes como salir, en Mente Sana psicología estamos para ayudarte, agenda ya mismo tu cita gratuita y embárcate con nosotros en éste camino de sanación.

FAQs

  • ¿Cómo puedo agendar una consulta para detectar si tengo síndrome de Estocolmo? Puedes agendar tu consulta en Mente Sana Psicología a través de nuestra página web o contactarnos por WhatsApp. Nuestros especialistas están listos para ayudarte.
  • ¿Puedo presentar la denuncia con ustedes? No somos un servicio legal, en Mente Sana psicología ofrecemos sesiones de terapia online, sin embargo siempre puedes acercarte a la policía más cercana o llamar a los números de emergencia de tu zona para presentar la denuncia formal. No estás solo.
  • ¿Qué costo tiene una sesión con un terapeuta en Mente Sana? La primera sesión es totalmente gratis, con una duración de una hora ¡Y desde la comodidad de tu hogar! En cualquier parte del mundo. Solo necesitas comunicarte con nuestro equipo.

Referencias bibliográficas 

Rizo-Martínez, Lucía Ester. (2018). El síndrome de Estocolmo: una revisión sistemática. Clínica y Salud29(2), 81-88. 

Miramontes, Minia María, & Mañas, Iria. (2018). Vinculación afectiva al agresor en la mujer joven víctima de violencia de género tras la separación. Revista de psicología (Santiago)27(1), 65-76. 

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Alexandra Simeone
Licenciada en psicología mención clínica, egresada de la Universidad Bicentenaria de Aragua, Venezuela, número de matriculación FPV. 14.407. Especializada en atención y asesorías psicológicas, psicoeducación, psicoterapia infanto-juvenil e infancias tempranas, primeros auxilios psicológicos y atención individual. Terapeuta cognitivo-conductual, con experiencia en gestión emocional, tratornos psicoafectivos, modificación de conducta, entre otros, adaptable a las necesidades del paciente.
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