Sentir cansancio es una experiencia humana universal, todos hemos pasado por esos momentos en los que el cuerpo y la mente claman por un descanso. Sin embargo, cuando esta sensación se vuelve constante, limitante y parece no ceder ante el reposo, podríamos estar hablando de algo más que simple fatiga. En el vasto campo de la psicología, es crucial comprender y diferenciar estas experiencias para poder ofrecer el apoyo adecuado, principalmente entender qué es astenia, por lo que nos adentraremos juntos en el concepto de para entender sus matices y cómo abordarla. Si quieres conocer más sobre la psicoterapia, puedes encontrar más información aquí.
Astenia definición: Más allá del simple cansancio
La astenia definición nos lleva a comprenderla como una sensación subjetiva de falta de energía, debilidad o agotamiento físico y/o mental, que no se alivia completamente con el descanso (Álvarez, 2018). A diferencia de la fatiga normal que sigue a una actividad intensa y desaparece con el reposo, la astenia persiste y puede afectar significativamente la calidad de vida. Es importante destacar que la astenia no es sinónimo de somnolencia, aunque ambas pueden coexistir. La somnolencia se refiere a la dificultad para mantenerse despierto, mientras que la astenia se centra en la falta de energía y la sensación de agotamiento (García-Campayo & Alda, 2019). Si consideras que este agotamiento puede ser producto de un estado de ánimo bajo, te puede interesar este artículo sobre claves para manejar los días difíciles, gestiona un estado de ánimo bajo.
Esta sensación de agotamiento puede manifestarse de diversas maneras, afectando tanto el cuerpo como la mente. Es fundamental reconocer que la astenia no es simplemente «estar cansado», sino una condición que puede tener raíces profundas y multifactoriales. Desde una perspectiva psicológica, comprender que es astenia permite identificar que la vivencia subjetiva del paciente es esencial para abordar la astenia de manera integral.

Astenia síntomas: Un abanico de manifestaciones
Los astenia síntomas son variados y pueden presentarse con diferente intensidad en cada persona. Es crucial estar atentos a estas señales, ya que pueden ser indicativas de una condición subyacente que requiere atención. Entre los síntomas más comunes, se encuentran:
- Fatiga persistente: Sensación de cansancio que no mejora con el descanso y que interfiere con las actividades diarias (Martínez, 2020).
- Debilidad física: Sensación de falta de fuerza muscular, dificultad para realizar esfuerzos físicos incluso leves.
- Fatiga mental: Dificultad para concentrarse, problemas de memoria, lentitud en el pensamiento.
- Irritabilidad: Mayor propensión a sentirse molesto o frustrado.
- Dolores musculares o articulares: Sensación de dolor o molestia en diferentes partes del cuerpo.
- Dolor de cabeza: Cefaleas frecuentes.
- Trastornos del sueño: Dificultad para conciliar el sueño y sueño no reparador. Si crees tener un trastorno del sueño, aquí encuentras algunos tips y mayor información.
- Falta de motivación: Pérdida de interés o entusiasmo por las actividades.
- Labilidad emocional: Cambios bruscos en el estado de ánimo.
Es importante señalar que la presencia de uno o varios de estos síntomas no necesariamente indica astenia, pero su persistencia y la interferencia con la vida cotidiana son señales de alerta que deben ser evaluadas por un profesional de la salud (Fernández-López, 2021). Desde la psicología y lo que se entiende sobre qué es la astenia, se presta especial atención a cómo estos síntomas impactan el estado emocional y el funcionamiento cognitivo del individuo.
La astenia puede afectar tu calidad de vida, pero con el apoyo adecuado, es posible recuperarse. Si experimentas fatiga persistente, en Mente Sana podemos ayudarte.
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Astenia causas: Un enfoque multidimensional
Las causas de la astenia son diversas y pueden interactuar entre sí, lo que a menudo dificulta identificar un único factor desencadenante. Es fundamental adoptar una perspectiva biopsicosocial para comprender qué es la astenia y la complejidad de esta condición (Engel, 1977). Entre las posibles causas se incluyen:

- Condiciones médicas: Diversas enfermedades pueden cursar con astenia, como infecciones (gripe, mononucleosis), enfermedades crónicas (fibromialgia, síndrome de fatiga crónica, enfermedades autoinmunes), trastornos endocrinos (hipotiroidismo), anemia, cáncer, entre otras (Gómez, 2019).
- Trastornos psicológicos: La astenia es un síntoma común en trastornos del estado de ánimo como la depresión y la ansiedad, así como en trastornos relacionados con el estrés (Ruiz, 2020). El agotamiento emocional y el estrés crónico pueden agotar las reservas de energía y manifestarse como astenia.
- Factores relacionados con el estilo de vida: Malos hábitos de sueño, alimentación inadecuada, sedentarismo y consumo excesivo de alcohol o cafeína pueden contribuir a la aparición de astenia (López, 2018).
- Factores psicosociales: Estrés laboral, problemas familiares, aislamiento social, falta de apoyo social pueden impactar significativamente el estado de ánimo y los niveles de energía.
- Efectos secundarios de medicamentos: Algunos fármacos pueden tener la astenia como efecto secundario.
- Cambios hormonales: Fluctuaciones hormonales, como las que ocurren durante el embarazo o la menopausia, pueden estar asociadas a la astenia.
Desde la psicología, se analizan los factores emocionales, cognitivos y sociales que contribuyen al desarrollo y mantenimiento de qué es la astenia. Comprender la historia personal del paciente, sus mecanismos de afrontamiento y su red de apoyo es crucial para abordar las causas subyacentes.
Herramientas para el diagnóstico de la astenia
El diagnóstico de la astenia implica una evaluación exhaustiva que puede incluir diversas herramientas y enfoques (American Psychiatric Association, 2013). Es importante destacar que el diagnóstico de qué es la astenia y la causa subyacente de la astenia es fundamental para un tratamiento adecuado. Algunas de las herramientas que pueden utilizarse son:
- Historia clínica detallada: El profesional de la salud recopila información sobre los síntomas del paciente, su inicio, duración, intensidad y cómo afectan su vida diaria. También se indaga sobre antecedentes médicos, familiares y psicosociales.
- Exploración física: Se realiza una exploración física para descartar posibles causas médicas de la astenia.
- Análisis de laboratorio: Se pueden solicitar análisis de sangre para evaluar la función tiroidea, detectar anemia, infecciones u otras alteraciones médicas.
- Cuestionarios y escalas de evaluación: Existen cuestionarios específicos diseñados para evaluar la fatiga y la astenia, como la Escala de Fatiga de Chalder (CFQ-11) o el Cuestionario de Impacto de la Fatiga (FIS) (Chalder et al., 1993; Krupp et al., 1989). Estos instrumentos ayudan a cuantificar la intensidad y el impacto de la astenia.
- Evaluación psicológica: En muchos casos, es importante realizar una evaluación psicológica para descartar o identificar la presencia de trastornos del estado de ánimo, ansiedad u otros problemas de salud mental que puedan estar contribuyendo a la astenia. Se pueden utilizar entrevistas estructuradas, cuestionarios y pruebas psicométricas.
- Diario de fatiga: Se le pide al paciente que registre diariamente sus niveles de energía, las actividades realizadas y cómo se siente, lo que puede ayudar a identificar patrones y desencadenantes.
Es fundamental que la evaluación sea realizada por profesionales de la salud capacitados, quienes interpretarán los resultados de las pruebas para llegar a un diagnóstico preciso. Desde la psicología, la colaboración interdisciplinaria es clave para abordar qué es la astenia de manera integral. La astenia es una experiencia compleja que va más allá del simple cansancio; reconocer sus síntomas, explorar sus posibles causas y utilizar herramientas de diagnóstico adecuadas son pasos fundamentales para brindar el apoyo necesario a quienes la padecen. Comprender la interacción entre los factores biológicos, psicológicos y sociales es clave para abordar qué es la astenia, la condición de manera efectiva y mejorar la calidad de vida de las personas.

Si te identificas con alguno de los síntomas descritos y sientes que la fatiga afecta tu vida diaria, te animamos a buscar apoyo profesional. En Mente Sana contamos con profesionales expertos en el tema que pueden acompañarte en este proceso. Recuerda que tu bienestar es importante y dar el primer paso hacia la comprensión y el tratamiento puede marcar una gran diferencia. Tu primera sesión en Mente Sana es gratuita. Contáctanos y recibe el apoyo de profesionales especializados en el tema.
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FAQ
- ¿Existe alguna diferencia significativa en cómo experimentan la astenia hombres y mujeres?
Si bien los síntomas generales son similares, algunas investigaciones sugieren que las mujeres pueden ser más propensas a reportar fatiga y que los factores hormonales podrían influir en su experiencia de la astenia. Sin embargo, se necesita más investigación para comprender completamente estas diferencias.
- ¿Qué papel juega la alimentación específica (más allá de «mala alimentación») en el desarrollo o empeoramiento de la astenia? ¿Hay superalimentos o dietas recomendadas?
Una dieta desequilibrada, baja en nutrientes esenciales como hierro, vitaminas del grupo B y magnesio, puede contribuir a la astenia. Si bien no hay «superalimentos» mágicos, una dieta rica en frutas, verduras, proteínas magras y granos integrales puede ayudar a mantener niveles de energía estables. Es importante evitar el exceso de azúcares procesados y cafeína, que pueden generar picos de energía seguidos de caídas.
- ¿Cómo se diferencia la astenia de la fatiga crónica o el síndrome de fatiga crónica (SFC)? ¿Son lo mismo?
La astenia es un síntoma, una sensación de fatiga o debilidad. El Síndrome de Fatiga Crónica (SFC) es una enfermedad compleja y debilitante caracterizada por una fatiga extrema que no mejora con el descanso y que empeora con la actividad física o mental. La astenia puede ser un síntoma del SFC, pero también de muchas otras condiciones.
- ¿Qué terapias psicológicas específicas han demostrado ser más efectivas para tratar la astenia cuando está relacionada con factores psicológicos?
La terapia cognitivo-conductual (TCC) ha demostrado ser efectiva para ayudar a las personas a manejar la fatiga relacionada con factores psicológicos, enseñando estrategias de afrontamiento, manejo del estrés y modificación de patrones de pensamiento negativos. La terapia de activación conductual también puede ser útil para aumentar gradualmente los niveles de actividad.
- ¿Cuáles son las últimas investigaciones o avances en la comprensión y el tratamiento de la astenia?
Las investigaciones actuales se centran en comprender mejor los mecanismos biológicos subyacentes a la astenia, especialmente en condiciones como el SFC y la astenia post-COVID. Se están explorando enfoques de tratamiento que incluyen terapias mente-cuerpo, como el mindfulness, y farmacológicos específicos para abordar posibles desregulaciones del sistema nervioso o inmunológico. La investigación en la microbiota intestinal y su impacto en la fatiga también es un área de interés creciente.
Referencias:
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Chalder, T., Berelowitz, G., Pawlikowska, T., Watts, L., Wessely, S., Wright, S., & Wallace, E. P. (1993). Development of a fatigue scale. Journal of Psychosomatic Research, 37(2), 147-153. Recuperado de: https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/8463991/
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