La conducta humana es un fenómeno complejo y multifacético, influenciado por factores biológicos, psicológicos y ambientales. Si bien es normal que tanto niños como adultos se experimenten altibajos en su comportamiento, en ocasiones estas variaciones pueden trascender lo esperable. Manifestándose como problemas de la conducta persistentes y disruptivos, esto no solo puede afectar a la persona que lo experimenta, sino también a todo su entorno, como la familia, escuela o trabajo y socialmente. En este artículo, exploraremos qué se entiende por problemas de la conducta.
¿Qué son problemas de la conducta?
Según el DSM-5, si un patrón de comportamiento se vuelve repetitivo y persistente, en el que no se respetan los derechos básicos de otros, las normas o reglas sociales propias de la edad, lo que se manifiesta por la presencia de estos, en los doce últimos meses, siguiendo ciertos criterios de diagnóstico, esto se convierte en un trastorno de conducta.
Para ello, debe de cumplir con por lo menos uno de los siguientes criterios en cualquier categoría, existiendo por lo menos en los últimos seis meses:
Agresión a personas y animales:
- A menudo acosa, amenaza o intimidad a otros.
- Inicia peleas.
- Ha usado un arma que puede provocar serios daños a terceros.
- Ha ejercido la crueldad física contra personas.
- Ha ejercido la crueldad física contra animales.
- Ha robado enfrentándose a una posible víctima.
Destrucción de la propiedad:
- Ha prendido fuego deliberadamente con la intención de provocar daños graves.
- Ha destruido deliberadamente la propiedad de alguien.
Engaño o robo:
- Ha invadido la casa, edificio o automóvil de alguien.
- Miente para obtener objetos o favores, o para evitar obligaciones.
- Ha robado objetos de valor no triviales sin enfrentarse a la víctima.
Incumplimiento grave de las normas:
- Sale por la noche a pesar de la prohibición de sus padres, empezando antes de los 13 años.
- Ha pasado una noche fuera de casa sin permiso mientras vivía con sus padres o en un hogar de acogida, por lo menos dos veces o una vez si estuvo ausente durante un tiempo prolongado.
- Falta a la escuela, empezando antes de los 13 años.

El trastorno de conducta o problemas de la conducta provoca un malestar clínicamente significativo en las áreas social, académica o laboral. Si la edad de la persona es de 18 años o más, no se cumplen los criterios de trastorno de la personalidad antisocial.
También es fundamental especificar si:
- Tipo de inicio infantil: los problemas de conducta se muestran por lo menos un síntoma antes de cumplir los 10 años.
- Tipo de inicio adolescente: los problemas de conducta no muestran ningún síntoma característico antes de cumplir los 10 años.
- Tipo de inicio no especificado: se cumple los criterios del trastorno de conducta, pero no existe suficiente información para determinar si la aparición del primer síntoma fue anterior a los 10 años de edad.
¿Los problemas de la conducta son solo de adolescentes?
Los problemas de la conducta no son exclusivos de la adolescencia, pueden manifestarse en cualquier etapa de la vida, desde la primera infancia hasta la vejez. Entonces NO son solo problemas de adolescentes, aquí te explicamos cómo se presentan en diferentes grupos de edad:
– En la infancia: en los niños, los problemas de conducta suelen manifestarse como: rabietas extremas y frecuentes. Desobediencia persistente, negarse a seguir instrucciones o reglas. Agresividad física o verbal, dificultad para controlar impulsos y problemas de atención.
– En la adolescencia: es cierto que en la adolescencia los problemas de conducta pueden volverse más visibles, y a veces, más graves debido a los cambios hormonales, la búsqueda de identidad e independencia. Esto incluye: desafío a la autoridad, comportamiento antisocial, como mentir, robar, vandalismo e intimidación. Abuso de sustancias. Fugas de casa o ausentismo escolar. Agresión física, como peleas frecuentes o crueldad y comportamientos de riesgo, sin medir las consecuencias.
– En la adultez: aunque a menudo los problemas de conducta se asocian a los niños y adolescentes, esto también puede afectar a los adultos, a veces como consecuencia de problemas no resueltos o como resultado de nuevas circunstancias o condiciones. Estos pueden ser: problemas con el manejo de ira, explosiones de enojo incontrolables, comportamiento impulsivo para controlar acciones o tomar decisiones. Violencia o agresividad, comportamientos adictivos y patrones de deshonestidad o irresponsabilidad.
– En la tercera edad: incluso en la vejez pueden surgir problemas de la conducta, especialmente asociados a condiciones neurodegenerativos como la demencia. Incluyen, agitación y agresividad, desorientación y vagabundeo, cambios de personalidad y acumulación compulsiva.
Es fundamental comprender que no son un fenómeno exclusivo de los adolescentes, y que una detección e intervención temprana son clave, sin importar la edad, para mejorar la calidad de vida de las personas afectadas y de su entorno. Por esto creemos que puede interesarte “Problemas de salud mental: la importancia de trabajar la mente”.

Conclusión
La clave para abordar eficazmente los problemas de la conducta radica en la detección temprana y en la intervención oportuna. Ya que lejos de ser simples malos comportamientos, pueden ser señales de alarma que indican una necesidad subyacente, ya sea una dificultad en el desarrollo, un desafío emocional, una carencia en el entorno o la manifestación de una condición de salud. Comprender estas raíces es el primer paso fundamental para ofrecer un apoyo significativo.
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Referencia
Raúl Carrera (2024), Trastorno de conducta según DSM-5: Diagnóstico y evaluación.