Poner límites: El camino hacia una salud mental fortalecida

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Estudios recientes sugieren que una proporción significativa de individuos experimenta dificultades para poner límites saludables en sus relaciones interpersonales. De hecho, investigaciones indican que hasta un 60% de las personas reportan sentirse abrumadas o explotadas debido a la falta de límites claros (adaptado de Bowlby, 1969). Aprender a poner límites no solo es un acto de autocuidado, sino una habilidad fundamental para el bienestar psicológico y la construcción de relaciones equitativas y respetuosas. En este espacio, exploraremos la importancia de poner límites y ofreceremos algunas herramientas prácticas para lograrlo.

¿Qué significa realmente poner límites?

Poner límites implica la capacidad de comunicar de manera asertiva nuestras necesidades, deseos y tolerancias a los demás. No se trata de construir muros infranqueables, sino de establecer fronteras claras que protejan nuestra energía física y emocional, nuestro tiempo y nuestros recursos. Implica definir qué comportamientos son aceptables para nosotros y cuáles no, y comunicar estas expectativas de forma respetuosa pero firme (Satir, 1988). Aprender a poner límites es un proceso que nos permite mantener nuestra individualidad dentro de las relaciones, promoviendo la autenticidad y previniendo el agotamiento emocional.

Poner límites
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Las raíces de la dificultad para poner límites

Existen diversas causas que pueden dificultar nuestra capacidad para poner límites. A menudo, patrones de crianza basados en la complacencia o el miedo al conflicto pueden internalizarse, llevándonos a priorizar las necesidades de los demás por encima de las propias (Harris, 1996). El miedo al rechazo, la necesidad de aprobación externa y las creencias erróneas sobre el egoísmo también juegan un papel importante en esta dificultad. Aprender a poner límites implica, en muchos casos, desaprender estos patrones y reconstruir una autoimagen más sólida y valiosa.

Otra causa común radica en la baja autoestima. Cuando nuestra valía personal depende de la aprobación de los demás, poner límites puede sentirse como un riesgo de perder esa aceptación (Branden, 1994). Superar esta dificultad requiere un trabajo de introspección y fortalecimiento de la autoestima, reconociendo nuestro derecho a tener necesidades y a defenderlas. Entender cómo poner límites pasa por comprender estas dinámicas internas.

Además, factores culturales y sociales pueden influir en nuestra capacidad para poner límites. En algunas culturas, la sumisión y la evitación del conflicto se valoran más que la asertividad, lo que puede dificultar el desarrollo de habilidades para poner límites de manera efectiva (Hofstede, 2001). Reconocer estas influencias es un primer paso importante para aprender a poner límites en un contexto social específico.

¿Cómo poner límites? Herramientas prácticas

Aprender a poner límites es un proceso gradual que requiere práctica y paciencia. Aquí te presentamos algunas herramientas que pueden ayudarte en este camino:

  1. Identifica tus límites: Antes de comunicar tus límites a los demás, es crucial que los tengas claros para ti mismo, reflexiona sobre qué situaciones te generan malestar, qué necesidades no están siendo respetadas y cuáles son tus prioridades. Este autoconocimiento es fundamental para poner límites de manera coherente. (Goleman, 1995).
  2. Comunica tus límites de forma clara y directa: Utiliza un lenguaje asertivo, expresando tus necesidades y expectativas de manera respetuosa pero firme, evita la ambigüedad o la justificación excesiva. Un ejemplo podría ser: «Necesito terminar este trabajo antes de poder ayudarte con eso». Esta es una forma efectiva de cómo poner límites. (Alberti & Emmons, 2017).
  3. Aprende a decir «no»: Decir «no» es una parte esencial de poner límites saludables. No te sientas obligado a aceptar cada petición que se te haga, está bien priorizar tu tiempo y energía. Practica decir «no» de forma amable pero firme, sin necesidad de dar excusas elaboradas. Aprender a poner límites implica también cómo hacerse respetar al decir no cuando es necesario. (Burns, 1999).
  4. Sé consistente: Una vez que hayas comunicado tus límites, es importante mantenerte firme. Si cedes constantemente, los demás aprenderán que tus límites no son serios. La consistencia es clave para cómo hacerse respetar y para que los demás tomen en serio tus necesidades. (Linehan, 1993).
  5. Maneja la culpa: Es común experimentar culpa al poner límites, especialmente al principio. Recuerda que poner límites es un acto de autocuidado y que tienes derecho a proteger tu bienestar, reconoce estos sentimientos y desafía los pensamientos negativos asociados a ellos. (Beck, 1995).
  6. Establece consecuencias: En algunas situaciones, puede ser útil comunicar las consecuencias de no respetar tus límites. Por ejemplo: «Si no puedo tener tiempo para concentrarme en mi trabajo durante este horario, tendré que posponer nuestra conversación». Esto refuerza la importancia de tus límites y te ayuda a cómo hacerse respetar.
  7. Practica la empatía, pero mantente firme: Intenta comprender la perspectiva de la otra persona, pero no permitas que esto te haga renunciar a tus límites. Puedes decir algo como: «Entiendo que necesitas mi ayuda, pero ahora mismo no puedo». Esta es una manera equilibrada de cómo poner límites. (Rogers, 1957).
  8. Busca apoyo: Hablar con amigos, familiares o un terapeuta puede proporcionarte el apoyo y la perspectiva que necesitas para aprender a poner límites de manera efectiva. Compartir tus experiencias puede ayudarte a sentirte menos solo y a obtener nuevas estrategias. (Yalom, 1980).
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Cómo hacerse respetar a través de límites claros

Cómo hacerse respetar está intrínsecamente ligado a la capacidad de poner límites de manera efectiva. Cuando comunicamos nuestros límites con claridad y firmeza, enviamos un mensaje de autovaloración y respeto hacia nosotros mismos. Los demás aprenden cómo tratarnos y qué esperar de nosotros. Aprender a poner límites es, en esencia, aprender a hacerse respetar.

La asertividad juega un papel crucial en este proceso. Ser asertivo implica expresar tus necesidades y opiniones de manera honesta y directa, sin agresividad ni pasividad (Lazarus, 1973). Al poner límites de forma asertiva, te estás comunicando desde un lugar de respeto propio, lo que facilita que los demás también te respeten.

Cuando no ponemos límites, permitimos que otros dicten cómo se invierte nuestro tiempo, energía y recursos, lo que puede erosionar nuestra autoestima y dificultar el respeto de los demás hacia nosotros. Por el contrario, aprender a poner límites es un acto de autoafirmación que contribuye directamente a cómo hacerse respetar en nuestras interacciones.

Recuerda que tu bienestar es primordial. Poner límites no es egoísta; es una necesidad para mantener una salud mental equilibrada y construir relaciones saludables y recíprocas. ¡Tienes derecho a definir tus límites y a hacerte respetar!

En Mente Sana, entendemos la importancia de establecer límites saludables en tu camino hacia el bienestar. Te recordamos que tu primera sesión es gratuita y que puedes iniciar tu proceso con nuestros profesionales para aprender a poner límites de manera efectiva y cómo hacerse respetar en todas tus relaciones.

Preguntas frecuentes

  • ¿Es lo mismo ser asertivo que ser agresivo al poner límites? No, la asertividad implica expresar tus necesidades de manera clara y respetuosa, mientras que la agresividad implica hacerlo de forma hostil o dominante, sin considerar los sentimientos de los demás. Poner límites asertivamente busca el respeto mutuo.
  • ¿Qué hago si la gente se molesta cuando empiezo a poner límites? Es posible que algunas personas reaccionen negativamente al principio, especialmente si están acostumbradas a que no pongas límites. Mantente firme en tu decisión, explica tus razones de manera calmada y recuerda que tu bienestar es importante. Con el tiempo, las personas se adaptarán a tus nuevos límites.
  • ¿Cómo puedo poner límites en el trabajo sin parecer poco colaborador? Comunica tus límites de manera profesional y enfocándote en la productividad. Por ejemplo, puedes decir: «Para poder entregar este proyecto a tiempo y con la calidad esperada, necesito concentrarme en esta tarea hasta las 18h» y ofrece alternativas cuando sea posible.
  • ¿Qué pasa si me siento culpable después de poner un límite? Es normal sentir culpa al principio. Recuerda los motivos por los que estableciste ese límite y los beneficios que te aporta a largo plazo, desafía los pensamientos negativos asociados a la culpa y permítete priorizar tu bienestar.
  • ¿Hay situaciones en las que no es apropiado poner límites? En situaciones de emergencia o cuando la seguridad de alguien está en riesgo, la flexibilidad y la colaboración inmediata pueden ser más importantes. Sin embargo, incluso en estas situaciones, es importante comunicar tus capacidades y limitaciones de manera clara.

Referencias

Alberti, R. E., & Emmons, M. L. (2017). Your perfect right: Assertiveness and equality in your life and relationships. Impact Publishers.

Beck, J. S. (1995). Cognitive therapy: Basics and beyond. Guilford Press.

Bowlby, J. (1969). Attachment and loss, Vol. 1: Attachment. Attachment and Loss. New York: Basic Books.

Branden, N. (1994). The six pillars of self-esteem. Bantam Books.

Burns, D. D. (1999). Feeling good: The new mood therapy. HarperCollins.

Goleman, D. (1995). Emotional intelligence. Bantam Books.

Harris, T. A. (1996). I’m OK, You’re OK. Harper Perennial.

Hofstede, G. (2001). Culture’s consequences: Comparing values, behaviors, institutions, and organizations across nations (2nd ed.). Sage Publications.  

Lazarus, A. A. (1973). On assertive behavior: A brief note. Behavior Therapy, 4(5), 697–699.

Linehan, M. M. (1993). Skills training manual for treating borderline personality disorder. Guilford Press.

Rogers, C. R. (1957). The necessary and sufficient conditions of therapeutic personality change. Journal of Consulting Psychology, 21(2), 95–103.  

Satir, V. (1988). The new peoplemaking. Science and Behavior Books.

Yalom, I. D. (1980). Existential psychotherapy. Basic Books.

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Paula Sosa
Psicóloga con experiencia en entornos clínicos y organizacionales, mi enfoque principal es la terapia cognitivo-conductual. Entiendo profundamente tanto la terapia cognitiva como la conductual, pero encuentro que la integración de ambas ofrece los mejores resultados para mis consultantes.
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