
La dismorfia corporal es un trastorno psicológico, también denominado como Trastorno Dismórfico Corporal (TDC), que se caracteriza por una preocupación excesiva y obsesiva por defectos percibidos en la apariencia física, que a menudo son mínimos o incluso inexistentes. Esta condición puede afectar gravemente la calidad de vida del individuo y su funcionamiento diario.
Las personas que padecen este trastorno, realizan conductas repetitivas, como mirarse obsesivamente al espejo, en respuesta a su preocupación por la apariencia.
Dismorfia corporal: significado y características clínicas
El término dismórfico proviene del griego dys (anormal) y morphé (forma). Hace referencia a la percepción alterada de la forma o el aspecto corporal.
La dismorfia corporal implica no solo preocupación por el aspecto físico, sino que se trata de una alteración perceptiva que lleva al individuo a tener una imagen distorsionada de sí mismo. Las distorsiones cognitivas respecto a la apariencia son centrales en el Trastorno Dismórfico Corporal, donde la preocupación por defectos físicos, la mayoría de las veces, es invisible a los demás y en algunos casos graves, conlleva una condición delirante.
Las personas que padecen dismorfia corporal, pueden pasar varias horas al día mirándose en el espejo, comparándose con otros, buscando defectos, ocultando los complejos físicos y, en muchos casos, evitando situaciones sociales por vergüenza o ansiedad relacionada con su cuerpo.
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Etiología y prevalencia
La etiología precisa del TDC es desconocida, pero se plantea un considerable componente hereditario, pues el trastorno se presenta hasta ocho veces más frecuentemente en las familias con antecedentes de la patología.
Entre otros factores de riesgo, los más comunes son:
- Experiencias de acoso o burlas durante la infancia relacionadas con la apariencia.
- Presión social o cultural hacia estándares de belleza poco realistas.
- Presencia de trastornos mentales previos como depresión, trastornos de la Conducta Alimentaria o trastorno Obsesivo Compulsivo.
- Influencia de redes sociales y medios de comunicación visual, que refuerzan ideales corporales inalcanzables.
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El trastorno dismórfico corporal comienza habitualmente en la adolescencia y puede ser algo más frecuente entre las mujeres. En un momento dado, alrededor del 1,7 a 2,9% de las personas padece el trastorno.
Signos y síntomas de la dismorfia corporal

Pueden desarrollarse en forma gradual o brusca. Por lo general, las preocupaciones se centran en el rostro o cabeza, pero pueden afectar cualquier parte del cuerpo, como el pelo, el acné, las arrugas, las cicatrices, las marcas vasculares, el color de la tez o el vello facial o corporal excesivo. Asimismo, las personas con dismorfia corporal pueden centrarse en la forma o el tamaño de la nariz, los ojos, las orejas, la boca, las mamas, las nalgas, las piernas, los músculos u otra parte del cuerpo.
Consideran las partes del cuerpo que no les gustan como feas, poco atractivas, deformes, anormales, repugnantes o monstruosas.
Asimismo, estudios sugieren que personas con TDC, muestran anormalidades en la función ejecutiva del procesamiento visual y emocional del rostro y el cuerpo.
Natalia Seijo propone que esta distorsión de la imagen corporal está profundamente relacionada con experiencias traumáticas previas y mecanismos de disociación. Describe cómo las personas con dismorfia corporal pueden desarrollar una parte disociada de sí mismas, que alberga sentimientos de vergüenza y rechazo hacia su cuerpo.
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Conductas compulsivas
En algunos casos, se presentan conductas repetitivas como:
- Mirarse al espejo o evitar hacerlo.
- Compararse con las demás personas.
- Pellizcarse la piel.
- Aseo excesivo.
- Arreglarse compulsivamente.
- Arrancarse el cabello.
- Cambiarse de ropa.
- Buscar constantemente la aprobación.
Las personas con dismorfia corporal creen erróneamente que la gente los observa con atención o se burlan de ellos a causa de estos defectos. La mayoría intenta camuflar su defecto, y pueden llegar a realizarse distintos tipos de tratamientos como tratamiento dermatológico, dental, hormonal, quirúrgico u otro tratamiento estético.
Impacto del Trastorno Dismórfico Corporal

En algunos casos, las conductas repetitivas pueden volverse tan intrusivas que interfieren con las actividades cotidianas. Por ello, las personas experimentan ansiedad, depresión, baja autoestima y puede desencadenar en el aislamiento social, la hospitalización psiquiátrica y la conducta suicida. Por ello, en casos muy graves, el trastorno dismórfico corporal es incapacitante.
El trastorno dismórfico corporal se caracteriza por niveles significativamente más altos de suicidio que otros trastornos psiquiátricos
Tratamiento del Trastorno Dismórfico Corporal
El tratamiento para la dismorfia corporal debe ser multidisciplinario.
Terapias como la Cognitivo-Conductual (TCC), permiten identificar y modificar los pensamientos distorsionados sobre el cuerpo, así como a reducir las conductas evitativas o compulsivas. De igual manera, la intervención psicofarmacológica resulta eficaz para la reducción de los síntomas. Asimismo, la terapia de Reprocesamiento y Desensibilización a través de Movimientos Oculares (EMDR), permite reprocesar recuerdos traumáticos que contribuyen a la distorsión de la imagen corporal y facilita la reconexión y la integración del yo.
Se debe tratar de llegar a una percepción corporal más realista y compasiva. Para ello, es necesario informar al paciente y su entorno sobre la naturaleza del trastorno, lo cual reduce el estigma y favorece la adherencia al tratamiento.
Por último, es recomendable evitar el tratamiento cosmético, que casi siempre es ineficaz.
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Conclusiones
Comprender qué es la dismorfia corporal implica reconocer que no se trata de vanidad o superficialidad, sino de un trastorno mental complejo que requiere atención clínica. El TDC, involucra conductas repetitivas como mirarse al espejo y compararse con los demás.
El significado de dismorfia está relacionado con una alteración en la percepción y valoración de la imagen corporal, que puede derivar en ansiedad, depresión y otros trastornos que conllevan sufrimiento emocional profundo y, en casos graves, conducen a conductas suicidas.
El apoyo profesional es fundamental para superar este trastorno, y llegar a la percepción corporal saludable y con ella a la integración del yo.
Referencias
Phillips, K. (2023). Trastorno dismórfico corporal. Manual MSD, versión para profesionales.