
La masturbación es una conducta sexual común y natural presente en hombres y mujeres. Diversos estudios afirman que, en condiciones normales, masturbarse no sólo no es perjudicial, sino que puede traer beneficios físicos y emocionales. Sin embargo, cuando se convierte en una conducta compulsiva, sí puede generar consecuencias negativas en la salud, las relaciones sociales y el funcionamiento diario. Por eso, muchas personas se cuestionan “¿cómo dejar de masturbarme cuando se convierte un hábito perjudicial en mi vida?”.
¿Qué es la masturbación?
La masturbación, llamada también autoerotismo u onanismo, se conoce como la estimulación y forma de exploración del propio cuerpo, para encontrar placer y aliviar la tensión sexual.
Organismos como la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la American Psychological Association (APA) consideran que la masturbación es una conducta sexual normal y beneficiosa, la cual no causa daño físico ni psicológico cuando se practica con equilibrio.
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Masturbación como parte natural del desarrollo
Según Sigmund Freud (1905), señala que la masturbación es una de las primeras manifestaciones de la pulsión sexual, la cual inicia en la infancia. La considera una expresión natural del autoerotismo, que forma parte de la etapa oral y, posteriormente, fálica del desarrollo psicosexual. Asimismo, Jean Piaget, señala que, como parte del desarrollo humano, los niños exploran el mundo a través del cuerpo. La masturbación en esta fase no tiene connotaciones sexuales adultas, sino que forma parte del autoerotismo exploratorio, no por deseo sexual.
Posteriormente, en la adolescencia se relaciona más directamente con el deseo sexual, fantasías y la formación de la identidad sexual. Y en la adultez, se relaciona con el autoconocimiento sexual, la regulación emocional, y la suplencia en ausencia de pareja o complemento en la vida sexual. Sin embargo, influyen temas sociales como la cultura, religión y educación sexual, las cuales suelen estar asociadas a la culpa y vergüenza.
¿Qué causa la masturbación en hombres y mujeres?

Desde el punto de vista fisiológico, la masturbación estimula la liberación de dopamina, serotonina, oxitocina y endorfinas, neurotransmisores relacionados con el placer y la reducción del dolor (Prause & Pfaus, 2015).
En mujeres, la masturbación puede ayudar a mejorar la conexión con el cuerpo y la salud sexual, y en hombres puede reducir la tensión sexual y mejorar el control eyaculatorio.
No obstante, si la conducta se repite en exceso o interfiere con la vida cotidiana, puede estar relacionada con problemas de regulación emocional o trastornos del control de impulsos.
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¿Masturbación como adicción?
La masturbación no es una adicción en sí misma, cuando se practica con moderación y sin interferir significativamente en la vida diaria. La pregunta «cómo dejar de masturbarme» surge con frecuencia cuando la masturbación deja de ser una actividad ocasional y placentera, para convertirse en una necesidad urgente o un escape emocional. Esto se relaciona con la regulación emocional desadaptativa para calmar la ansiedad, estrés, aburrimiento, tristeza y soledad. Asimismo, puede fortalecerse por baja autoestima, vacío emocional o falta de control de impulsos.
En casos donde la masturbación puede presentar un problema, los criterios a considerar son los siguientes:
- La persona descuida otras áreas importantes de la vida (social, laboral, afectiva).
- Se hace de forma repetitiva y persistente, pese a consecuencias negativas (problemas en relaciones, trabajo o estudios).
- Se intenta dejar o reducir sin éxito.
- Ocupa mucho tiempo mental y físico.
- Se usa para evadir emociones como ansiedad, tristeza, vacío o aburrimiento.
- Se experimenta culpa, vergüenza o frustración después del acto.
Estas conductas suelen estar dentro de un trastorno de conducta sexual compulsiva o un uso problemático del sexo.
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¿Cómo dejar de masturbarme si se ha vuelto una compulsión?

Muchas personas se preguntan “¿cómo dejar de masturbarme?”, “¿es realmente malo si me calma la ansiedad?”, “¿qué diría la gente si lo sabe?”.
En muchos casos, la masturbación fue vista como algo realmente negativo y censurado, cuando en realidad, se trata de una conducta natural.
En casos donde el onanismo pasa a interferir con la vida, algunas estrategias útiles son:
- Reconocer el problema sin juicios: No se trata de sentir culpa o vergüenza, sino de entender por qué surgen estas preguntas en eco “cómo dejar de masturbarme”. Asimismo, qué función emocional cumple esta conducta en tu vida.
- Identifica los desencadenantes: Muchas veces, factores como aburrimiento, soledad o ansiedad, desencadenan el onanismo. Reconocer los factores emocionales o situacionales, es esencial.
- Sustituye la conducta con hábitos saludables: ejercicio, lectura, meditación, escritura o actividades sociales pueden ayudar a reducir el impulso.
- Establece metas realistas: como reducir la frecuencia gradualmente en vez de eliminarla de golpe.
- Acude a terapia: La intervención especializada puede ayudarte a trabajar en la raíz del problema, especialmente si hay antecedentes de trauma, ansiedad o baja autoestima.
- Practica la autocompasión: Mirarte sin juicios, con paciencia y compromiso propio, permite generar cambios saludables.
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Conclusiones
Desde el desarrollo humano, la masturbación es una conducta normal y esperable en distintas etapas de la vida. Su significado y función cambian con la edad, la maduración cognitiva, y los factores culturales y educativos.
Preguntas como “¿es normal masturbarme?”, “¿cómo dejar de masturbarme?”, “¿es malo si me calma la ansiedad?”, son frecuentes en casos de autoestimulación compulsiva.
Si te has preguntado alguna vez “¿cómo dejar de masturbarme?”, reconocer sin juicios que esto genera problemas, es el primer paso. Si bien no debe patologizarse, entender su contexto evolutivo y social, permite una comprensión ampliada, para recibir orientación apropiada cuando la persona presenta dificultades.
Referencias
Freud, S. (1905). Tres ensayos sobre teoría sexual. Amorrortu Editores.
Papalia, D. E., Martorell, G., & Feldman, R. D. (2012). Desarrollo humano (12.ª ed.). McGraw-Hill.