La angustia y cómo luchar contra ella

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Angustia
Angustia

La angustia es ese sentimiento pesado en el pecho cuando la preocupación no se va, es ese nudo en la garganta y esa opresión en los pulmones que genera inquietud constante, no podemos llamarla miedo, tampoco estar triste, y su definición es de hecho más compleja que solo un par de emociones para definirla. Nos lleva entonces a preguntarnos ¿es la angustia un verdadero malestar psicológico? ¿Es tratable? ¿Y cómo es posible que tenga tanto peso en nuestra vida?

¿Qué es la angustia?

Por su propia cuenta, podríamos decir que se trata de un estado emocional complicado, pero muy completo y conciso, que comparte ciertas aptitudes con la ansiedad, de hecho, en antaño las personas solían confundir angustia y ansiedad, usándolos como sinónimos o en su otro extremo, como conceptos tan lejanos. 

Así que ¿de qué trata realmente la angustia? está se caracterizada por una sensación de inquietud y tensión interna que se visualiza intensa y constante, con la presencia de síntomas físicos como opresión en el pecho y dificultades de respiración.  

En el 69 se hace una distinción dónde refiere a la angustia como una preocupación dónde predominan los síntomas físicos, y el organismo parece paralizarse ante el peligro. Mientras que, por otro lado, la ansiedad se centra más en el síntoma psicológico. 

Actualmente, sin embargo, es complicado entender ambas diferencias debido a que la ansiedad se diagnostica teniendo en cuenta la presencia de ambos, su diferencia sigue siendo clara si utilizamos otro método de diferenciación: la angustia suele ser subjetiva y no estar ligada del todo a un componente anticipatorio como suele estarlo la ansiedad, sino que está más enfocada en los conflictos internos o crisis personales.

En la psicología, los psicoanalistas y humanistas prefieren utilizar la angustia antes que la ansiedad.

¿De dónde nace la angustia?

Factor inconsciente

Se planteó en su momento que la angustia surgía, según Freud, de esos momentos en dónde los deseos y los impulsos del inconsciente buscan emerger a la conciencia, pero son reprimidos. Freud decía que la angustia era la clara señal de alerta de que reprimir era conflictivo. Y es que cuando el deseo y la realidad entran en conflicto, la angustia se dispara en el pecho de cualquiera.

Te guste Freud o no, su teoría no dista demasiado de la realidad que se presenta: ¿no te ha pasado enfrentarte a tener que verse obligados a reprimir un deseo porque, por algún motivo, no es factible dejarlo salir? Es uno de los actos más comunes que ocasionan la angustia.

Distorsión del pensamiento

Los seres humanos crecemos y forjamos creencias en nuestra mente, pensamientos que se anclan con ferocidad en nuestro cerebro y que nos ayudan de un modo u otro, a interpretar la realidad que nos rodea. Ocurre en situaciones cuando estas interpretaciones son erróneas, o los pensamientos no son más que catastróficos, y mantenerse pensando en ese ritmo de ideas lleva a un estado constante de tensión clasificado como angustia.

Síntomas de la angustia

muchas veces los síntomas pueden confundirse con la ansiedad debido a que sus síntomas, de hecho, son los mismos, el factor quizás más destacable será su conducta y la forma en la que ésta puede cambiar en función al sentimiento interno del individuo.

Tiene consigo, además, una respuesta conductual que puede ser desde el aislamiento social, conductas evitativas con referencia a situaciones sociales o decisiones relativamente importantes, dificultades de concentración o la imperiosa necesidad de movilizarse, ya que el cuerpo busca una solución ante un malestar incomprendido y sorpresa.

¿Qué hacer con la angustia y cómo curarla?

Primero, es importante saber que hasta cierto punto, la angustia no es un comportamiento o emoción negativa. Es natural hasta ciertos niveles, por lo que no todas las veces que se sienta angustia es un problema que deba preocuparnos.

Se vuelve una preocupación cuando la angustia se vuelve constante y paralizante. Cuando limita de forma considerable la calidad de vida de la persona, cuando experimentamos ataques de ansiedad o crisis de angustias de forma habitual y, además, cuando hay presencia de incapacidad emocional.

Por lo que se busca, para curarlo:

  • Identificación de distorsiones cognitivas: Para reconocer ideas angustiosas, y reducir los conflictos internos, desmontar todas esas exigencias privadas.
  • Hacer consciente lo inconsciente: para así ayudarnos a evitar reprimir los deseos que buscan salir a la luz, sino más bien conocerlos  desde antes y valorar cómo poder expresarlos sin recaer en una castración.
  • Técnicas de relajación y regulación: con el fin de reducir sus niveles ya existente, y saber cómo manejarlos cuando aparezcan.
  • Terapia psicológica: La terapia puede ser una gran solución a este estado, quizás, el peor de los momentos con referente a ella, cuando la esta ya pasa a confundirse con la ansiedad y viceversa. Así, en el proceso terapéutico se aprenderá a ver detrás de ella para abordar las mejores herramientas de afrontamiento.

Conclusiones

Aunque puede llegar a ser confusa, la angustia no es para temerle. Vamos a tomarla por lo que realmente es: una señal de alerta, escucha a tu cuerpo y entiende qué, si está ahí está opresión en el pecho y tensión tirante, es que algo nos está gritando y solo es cuestión de tiempo para que el síntoma físico también nos acompañe.

Es normal temerle, pero no lograremos nada evitando, así que enfréntate a ella. Resuelve el conflicto, y reconoce que, pese a que la angustia puede generarnos miedos, es posible superarla.

En Mente Sana psicología estamos para ello, así que si necesitas ayuda con la angustia, no tengas miedo en agendar tu primera cita con nosotros ¡La primera corre por cuenta de la casa!

Referencias

Mayor Walton, Sunieska, & Salazar Pérez, Carlos Alberto. (2019). La violencia intrafamiliar. Un problema de salud actual. Gaceta Médica Espirituana21(1), 96-105. Epub 01 de abril de 2019

Ojeda, César. (2003). Historia y redescripción de la angustia clínica. Revista chilena de neuro-psiquiatría41(2), 95-102. 

Luna, M, Hamana Z, L, Colmenares, YC, & Maestre, CA. (2001). Ansiedad y Depresión. Archivos Venezolanos de Farmacología y Terapéutica20(2), 111-122.

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Práctica la meditación, las técnicas de relajación y el ejercicio regular para mantener los niveles de angustia lo más bajos posibles.
Puede darse el caso, en especial si fue debido a un problema pasajero.
No, no se trata de un trastorno mental por sí solo, pero perfectamente acompaña a otros trastornos

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Alexandra Simeone
Licenciada en psicología mención clínica, egresada de la Universidad Bicentenaria de Aragua, Venezuela, número de matriculación FPV. 14.407. Especializada en atención y asesorías psicológicas, psicoeducación, psicoterapia infanto-juvenil e infancias tempranas, primeros auxilios psicológicos y atención individual. Terapeuta cognitivo-conductual, con experiencia en gestión emocional, tratornos psicoafectivos, modificación de conducta, entre otros, adaptable a las necesidades del paciente.
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