Entendiendo la abstinencia: significado, síntomas y el camino hacia la superación

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La decisión de cesar el consumo de una sustancia o una conducta adictiva es un paso valiente y transformador. En España, se estima que un porcentaje considerable de la población ha lidiado o lidiará con alguna forma de adicción (Observatorio Español de las Drogas y las Adicciones, 2023). Este camino, aunque lleno de esperanza, a menudo viene acompañado del desafío de la abstinencia. En Mente Sana sabemos que dar el primer paso hacia el bienestar puede generar muchas preguntas. Por eso, queremos recordarte que tu primera sesión con nosotros es completamente gratuita. Anímate a iniciar tu proceso de transformación y crecimiento personal de la mano de nuestros profesionales expertos. ¡Estamos aquí para acompañarte!

¿Qué es abstinencia? Abstinencia qué es: Desentrañando el concepto

Para comenzar, es fundamental entender qué es abstinencia. En un sentido amplio, la abstinencia se refiere a la acción de privarse voluntariamente de algo que se considera placentero o que se ha convertido en un hábito, como ciertos alimentos, bebidas, o más comúnmente, sustancias psicoactivas o conductas compulsivas (American Psychiatric Association, 2013). La abstinencia que es el foco de nuestra atención hoy, se relaciona con la interrupción del consumo tras un periodo de dependencia.

Cuando hablamos de abstinencia que es en el contexto de las adicciones, nos referimos específicamente al conjunto de reacciones físicas y psicológicas que experimenta una persona cuando suspende o reduce drásticamente el consumo de una sustancia a la que su organismo se ha habituado (Organización Mundial de la Salud, 2018). Este fenómeno es una clara señal de que se ha desarrollado una dependencia, ya sea física o psicológica.

La dependencia física implica que el cuerpo se ha adaptado a la presencia constante de la sustancia, necesitándola para funcionar de manera «normal» (Koob & Le Moal, 2006). Por otro lado, la dependencia psicológica se manifiesta como un deseo intenso o compulsión por consumir la sustancia para experimentar sus efectos o aliviar el malestar emocional, siendo un componente crucial al definir que es abstinencia en su totalidad. Entender abstinencia que es un proceso complejo y multifactorial es vital para abordarlo con empatía y estrategias efectivas. No se trata simplemente de «fuerza de voluntad», sino de una respuesta neurobiológica y psicológica a la ausencia de la sustancia o conducta (Henden, 2017). Por ello, la abstinencia requiere un manejo cuidadoso y, a menudo, profesional.

Superar la abstinencia es un pilar fundamental en la recuperación. Este proceso de abstinencia no solo implica dejar la sustancia, sino también aprender a vivir sin ella, desarrollando nuevas estrategias de afrontamiento y construyendo una vida satisfactoria y significativa libre de la adicción (Marlatt & Donovan, 2005). La comprensión profunda de que es abstinencia y sus implicaciones es el primer paso.

Síntomas de abstinencia: Reconociendo las señales del cuerpo y la mente

Los síntomas de abstinencia son variados y su naturaleza e intensidad dependen de múltiples factores, como el tipo de sustancia o conducta, la cantidad y frecuencia del consumo, el tiempo que ha durado la adicción y las características individuales de la persona (National Institute on Drug Abuse, 2020). Es crucial reconocer estos síntomas de abstinencia para poder manejarlos adecuadamente.

Generalmente, los síntomas de abstinencia pueden clasificarse en físicos y psicológicos. Los físicos pueden incluir temblores, sudoración, náuseas, vómitos, dolores musculares, cefaleas, fatiga, alteraciones del sueño y, en casos severos, convulsiones o delirium tremens (especialmente con el alcohol) (Schuckit, 2014). Reconocer estos síntomas de abstinencia es esencial para buscar ayuda.

Desde la perspectiva psicológica y emocional, los síntomas de abstinencia pueden manifestarse como irritabilidad, ansiedad, depresión, cambios de humor, dificultad para concentrarse, inquietud, antojos intensos (craving) de la sustancia, e incluso alucinaciones o ideación paranoide en algunos casos (Casey & Strain, 2017). Estos síntomas de abstinencia pueden ser tan o más incapacitantes que los físicos.

Es importante recordar que no todas las personas experimentarán todos los síntomas de abstinencia asociados a una sustancia, ni con la misma intensidad. La variabilidad individual es la norma (Verster & Scholey, 2016). El acompañamiento profesional puede ayudar a identificar y gestionar estos síntomas de abstinencia de manera personalizada. Para afrontar los síntomas de abstinencia, existen diversas herramientas. El apoyo médico puede incluir farmacoterapia para aliviar algunos síntomas físicos y reducir el craving (Fiellin, O’Connor, & Chawarski, 2019). La terapia psicológica, como la cognitivo-conductual, ayuda a modificar patrones de pensamiento y comportamiento, y a desarrollar estrategias de afrontamiento ante los síntomas de abstinencia (Beck, Wright, Newman, & Liese, 1993).

¿Cuánto dura el síndrome de abstinencia?: Una mirada a los tiempos de recuperación

Una de las preguntas más frecuentes es cuánto dura el síndrome de abstinencia. La respuesta, al igual que con los síntomas, es variable y depende de los mismos factores: tipo de sustancia, duración e intensidad del consumo, y características individuales (Galanter, Kleber, & Brady, 2015). No hay un calendario único para determinar cuánto dura el síndrome de abstinencia.

Generalmente, se distingue una fase aguda del síndrome de abstinencia, que puede durar desde unos pocos días hasta varias semanas. Durante este periodo, los síntomas de abstinencia físicos y psicológicos suelen ser más intensos (Lingford-Hughes, Welch, Peters, & Nutt, 2012). Saber cuánto dura el síndrome de abstinencia en su fase aguda puede ayudar a prepararse.

Por ejemplo, en el caso del alcohol, los síntomas de abstinencia agudos pueden comenzar a las pocas horas de la última copa y alcanzar su pico entre las 24 y 72 horas, disminuyendo gradualmente en los siguientes días o semanas (Bayard, McIntyre, Hill, & Woodside, 2004). Para los opioides, la fase aguda de la abstinencia puede durar aproximadamente una semana, mientras que para la nicotina, los peores síntomas de abstinencia suelen pasar en unas pocas semanas, aunque el craving puede persistir (Hughes, 2007).

Más allá de la fase aguda, algunas personas pueden experimentar un síndrome de abstinencia prolongado o post-agudo (PAWS, por sus siglas en inglés). Este puede extenderse durante meses e incluso años, con síntomas más sutiles y episódicos como labilidad emocional, problemas de sueño, fatiga, y dificultades cognitivas (Semel Institute for Neuroscience and Human Behavior, s.f.). Entender cuánto dura el síndrome de abstinencia en esta fase es crucial para no desanimarse.

Es fundamental no desmotivarse si la recuperación lleva más tiempo del esperado. La pregunta de cuánto dura el síndrome de abstinencia no tiene una respuesta fija, pero el apoyo continuo, la paciencia y el autocuidado son claves (Witkiewitz, Marlatt, & Walker, 2005). Recordar que cada día en abstinencia es un logro.

Abstinencia
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Abstinencia: Estrategias y herramientas para un camino sostenido

Lograr y mantener la abstinencia es un proceso activo que requiere compromiso y el uso de diversas estrategias. La abstinencia no es un destino final, sino un camino continuo de crecimiento y autoconocimiento (Prochaska & DiClemente, 2005). Cada paso en este viaje de abstinencia es valioso.

Una de las herramientas más poderosas en el mantenimiento de la abstinencia es la psicoterapia. Terapias como la cognitivo-conductual (TCC) ayudan a identificar y modificar pensamientos y conductas disfuncionales asociadas al consumo, y a desarrollar habilidades de afrontamiento para prevenir recaídas (Carroll & Kiluk, 2017). La TCC es un pilar para sostener la abstinencia.

Los grupos de apoyo, como Alcohólicos Anónimos o Narcóticos Anónimos, ofrecen un espacio seguro y de comprensión mutua, donde las personas pueden compartir sus experiencias y fortalecer su compromiso con la abstinencia (Donovan, Ingalsbe, Benbow, & Daley, 2013). Estos grupos son fundamentales para muchos en su proceso de abstinencia.

Establecer un estilo de vida saludable también es crucial. Esto incluye una nutrición equilibrada, ejercicio regular y un sueño reparador, que pueden mejorar el estado de ánimo y reducir la vulnerabilidad a los síntomas de abstinencia y al craving (Wang et al., 2014). Un cuerpo sano apoya una mente en abstinencia.

Finalmente, desarrollar un plan de prevención de recaídas es esencial. Esto implica identificar situaciones de alto riesgo, desarrollar estrategias para manejarlas y saber a quién acudir en caso de necesitar apoyo para mantener la abstinencia (Melemis, 2015). La preparación es clave para una abstinencia duradera. Comprender que es abstinencia, los síntomas de abstinencia y cuanto dura el síndrome de abstinencia es parte de este plan.

Referencias

American Psychiatric Association. (2013). Diagnostic and statistical manual of mental disorders (5th ed.). Arlington, VA: American Psychiatric Publishing.

Organización Mundial de la Salud. (2018). Clasificación Internacional de Enfermedades, 11ª revisión (CIE-11).

National Institute on Drug Abuse. (2020). Treatment and Recovery.

Koob, G. F., & Le Moal, M. (2006). Neurobiology of addiction. Academic Press.

Marlatt, G. A., & Donovan, D. M. (Eds.). (2005). Relapse prevention: Maintenance strategies in the treatment of addictive behaviors (2nd ed.). Guilford Press.

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No, el término abstinencia puede aplicarse a la interrupción de cualquier conducta adictiva o compulsiva, como el juego patológico, la adicción a internet, al sexo o a las compras. Los mecanismos subyacentes de recompensa y dependencia en el cerebro pueden ser similares
Si bien algunas personas con dependencias leves pueden intentarlo, es altamente recomendable buscar apoyo profesional. Algunos síntomas de abstinencia, especialmente del alcohol y ciertos sedantes, pueden ser peligrosos e incluso mortales si no se manejan adecuadamente (Myrick & Anton, 2004). Además, el apoyo terapéutico incrementa significativamente las posibilidades de éxito a largo plazo.
La familia puede ser un pilar de apoyo crucial, ofreciendo comprensión, paciencia y aliento. Sin embargo, también es importante que los familiares reciban orientación para entender la adicción y la abstinencia, aprendan a establecer límites saludables y eviten conductas codependientes o de facilitación (Lander, Howsare, & Byrne, 2013). La terapia familiar puede ser muy beneficiosa.
No, una recaída no es un fracaso, sino que puede ser parte del proceso de recuperación para muchas personas. Es fundamental verla como una oportunidad para aprender, identificar qué falló en el plan de prevención y ajustar las estrategias para fortalecer la abstinencia futura (National Institute on Drug Abuse, 2020). Lo importante es retomar el camino con el apoyo necesario.
Sí, algunas investigaciones sugieren que puede haber diferencias de género en la manifestación y severidad de algunos síntomas de abstinencia, así como en la respuesta a ciertos tratamientos. Estas diferencias pueden estar influenciadas por factores hormonales, metabólicos y socioculturales (Becker & Hu, 2008). Un enfoque personalizado es siempre lo más adecuado.

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Paula Sosa
Psicóloga con experiencia en entornos clínicos y organizacionales, mi enfoque principal es la terapia cognitivo-conductual. Entiendo profundamente tanto la terapia cognitiva como la conductual, pero encuentro que la integración de ambas ofrece los mejores resultados para mis consultantes.
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